Acabamos los festejos de Año Nuevo y necesitamos descansar de tantos brindis, deseos de felicidad y abrazos.
Sentimos los abrazos de los que amamos y también de los que sólo conocemos. Añoramos más abrazos amados pero nos contentamos con un saludo distante...pronto los besos superarán la nostalgia.
Comimos como si toda la fiesta fuera eso...comer; no nos olvidamos de nada, nada, pero ahora viene lo mejor que es dar al nuevo año identidad y vida.
La vida se cuela despacito y nos sorprende con su rutina empecinada; ya estamos en los días aciagos del mes de enero - frío en Madrid y caluroso en Buenos Aires, las ciudades que guardan los corazones conocidos y anhelados - pensando y planificando más vacaciones, paseos y visitas, en mayo, julio, agosto...en fin que otra vez el centro lo ocupan los rostros queridos de hijos, hijas y nietos.
Por algún lado andan nuevos sueños y esperanzas, capturarlos será tarea ardua y duradera...
Que en el 2011 todos podamos atesorarlos y disfrutarlos.
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